La Fábrica Galería expone parte del trabajo de la artista americana Diane Arbus. Antes de ver la exposición, y para valorar en su justa medida la obra expuesta conviene saber algo de la fotógrafa. Diane Arbus (1923-1971) fue alumna de Lissette Model, a su vez fotógrafa de moda para las grandes revistas norteamericanas. El trabajo de Arbus es la otra cara de lo que hizo Steichen en su famosa exposición para el MoMA "the Family of Man", buscaba más allá de la belleza o la perfección técnica unos retratos de personas reales, solo que esas personas eran, sin excepción, freaks, raros, excluidos sociales, tullidos, transexuales, albinos, damas trasnochadas... Al fin, gente como cualquiera, pero como ninguno. Si alguien conoce la obra de August Sander, ambos trabajos se pueden asociar: el retrato de la alemania de entreguerras materializado en los ciudadanos corrientes de la república de Weimar que se interpretan como estereotipos de toda una nación. Lo mismo quería dar a entender Arbus con la Norteamérica de los 60, sólo que para ello representaba a los excluidos sociales (mejor el término en inglés borderliners, no necesariamente excluídos pero no del todo aceptados) dando a entender el aislamiento que la humanidad, genéricamente, sufría (sufre). Recomiendo el capítulo que Susan Sontag dedica a Arbus en su libro "On Photography", titulado America, seen through photographs, darkly.
Bueno, y ahora viene Masats. Si el otro día asistí a la conferencia de García Alix, esta tarde he oído a uno de los pocos de la generación de los Miserachs, Cualladó, Terré y compañía que aún nos quedan. Si las fotos de Alix me gustan por su sensibilidad y estética, las de Masats me apasionan porque son las que yo siempre he querido hacer; de hecho, las he intentado copiar alguna vez, todo hay que decirlo. Fantástico tuya-mía (sin preparar, que parece que los fotógrafos van a lo loco, a lo arquitecto) entre Blanca Berlín (su galerista) y Masats, que mientras pasaba fotos contestaba a preguntas muy bien dirigidas y a la vez espontáneas de Berlín. En fin, un rato muy agradable y reconfortante, sobre todo al ver que hay gente normal en el mundo del arte.
(Pero no mucha)
Bueno, y ahora viene Masats. Si el otro día asistí a la conferencia de García Alix, esta tarde he oído a uno de los pocos de la generación de los Miserachs, Cualladó, Terré y compañía que aún nos quedan. Si las fotos de Alix me gustan por su sensibilidad y estética, las de Masats me apasionan porque son las que yo siempre he querido hacer; de hecho, las he intentado copiar alguna vez, todo hay que decirlo. Fantástico tuya-mía (sin preparar, que parece que los fotógrafos van a lo loco, a lo arquitecto) entre Blanca Berlín (su galerista) y Masats, que mientras pasaba fotos contestaba a preguntas muy bien dirigidas y a la vez espontáneas de Berlín. En fin, un rato muy agradable y reconfortante, sobre todo al ver que hay gente normal en el mundo del arte.
(Pero no mucha)
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