casi invisible



2010/04/30

learning from las vegas (1)

A finales del mes de marzo hice un corto viaje por la costa oeste de Estados Unidos. Visité Las Vegas y San Francisco. Para el que se interese por el carácter de la ciudad de los casinos y su urbanismo recomiendo el libro Learning from Las Vegas, de Venturi, Scott Brown e Izenour. Y ya puestos, la contralectura sería God's own junkyard, de Peter Blake. Ah, y sólo una advertencia: el que vaya buscando el glamour de la película de Scorsese debe estar sobre aviso de que en el cine no se puede oler el rancio aroma de la perenne moqueta ni el sudor de los midwesterns, y que si se ve de día, la ciudad tiene el aspecto de un parque de atracciones.

Una imagen representativa de lo que, urbanísticamente, se puede esperar de esta ciudad. Está tomada a 200 metros del Strip, a la altura del Mandalay Bay y el Luxor. Y por cierto, CSI Las Vegas se rueda en Los Ángeles excepto el plano aéreo. Eso sí, camisetas de la serie, todas las que quieras...

2010/04/29

un palíndromo en la sombra


...dabale arroz a la zorra el abad...

me comí españa... pero no portugal


prejuicios de imagen

El viernes pasado me acerqué a la exposición FotoPres ‘09 que se puede ver en estos días en la Fundación Caixaforum de Madrid. He de decir que la visita tuvo doble recompensa.

En primer lugar porque ví excelentes (y crudos) fotorreportajes, que ponen el dedo en la llaga del occidental-medio-del-estado-del-bienestar. Además del reportaje ganador, sobre las mujeres atacadas con ácido en Pakistán, otros dan cuenta suficiente de lo que es el mundo fuera de la tranquila vida primermundista.

Pero no es esto lo que quiero contar, sino la verdadera bofetada en mi prejuiciosa mente que recibí mientras miraba, creo, el reportaje de Walter Astrada. Delante de mí, dos mujeres miraban las fotos y charlaban. Me llamó la atención una de ellas: bajita, rellenita y con una chupa de cuero rojo. Tenía unas facciones muy marcadas, y una cara perfectamente normal. No me entendáis mal, perfectamente normal significa que podría ser la madre de mi amigo José, o mi propia tía. Me llamó la atención, digo, obviamente no por su rareza, sino por su normalidad. Bueno, por su normalidad y por la cámara canon profesional con un objetivo de los gordos que llevaba como si fuese su hijo.Y entonces pegué la oreja: …leí el otro día que se viene a vivir a España desde Líbano porque ahora la acción está aquí, ya sabes como es Maruja Torres…. Lo que dijo ella a veces lo digo yo hablando con mis amigos de las columnas de opinión del periódico, pero como habló de Maruja Torres como si la conociera, sumado a la cámara profesional y a sus comentarios ante las fotos, me dio por pensar: ¿a ver si ésta va a ser Cristina García Rodero?. No es que yo sea mitómano pero de pequeño, en casa de mis padres, de fotografía había algún que otro libro, y yo tengo siempre en la cabeza la idea de que empecé a hacer fotos por aquel “España oculta” que me harté de (h)ojear. Así que cuando llegué a casa miré en el Photobolsillo y en Internet. Y efectivamente: era ella.

A ver cómo digo esto sin ofender a nadie, y mucho menos a Cristina, que dudo que lea esto alguna vez. La verdad es que se me hizo difícil imaginarme a la madre de mi amigo José viajando por todo el mundo y haciendo fotos en los lugares más recónditos, como en realidad ha hecho ella. Y luego pensé: ¿si a mí me tuvieran que hacer una foto, no querría yo que me la hiciese mi tía -pero con una cámara profesional en vez de la compacta digital de 80 euros del Carrefour-?. Y además, ¿acaso es necesario ser el Doctor Livingston para hacer fotos?, ¿no valemos cualquiera con una cámara y algo de sensibilidad?. Lo cierto es que, y ya me vale a mí también, los prejuicios me han hecho imaginar a los fotógrafos viajeros –o sea, a casi todos- con el cuerpo de Indiana Jones y la cara de Viggo Mortensen o Angelina Jolie. La realidad, menos mal, es que irse a Kosovo en plena guerra y tener el aspecto de Gervasio Sánchez no sólo es plausible, sino muy agradable de cara a romper prejuicios de imagen. He dicho.

2010/04/28

empezando por el principio

¿Qué es para mí este blog y qué voy a poner en él?
La necesidad clasificatoria enciclopedista no es algo que me angustie, pero cuando te encuentras con un instrumento que vas a empezar a manejar creo que es sano, al menos, dejarse las cosas claras a uno mismo. Pues bien, lo cierto es que yo lo entiendo como una pizarra, con la inmediatez y la tolerancia de lo que no está hecho para perdurar, pero que permite introducir ideas. Para mí será eso que complemente mi web, el espacio en el que lo más asiduamente que pueda soltaré fundamentalmente imágenes creadas (o no) por mí, además de críticas, comentarios (total y absolutamente subjetivos, me hago cargo) y/o fragmentos de textos que considere. Así, porque yo lo valgo. Y, como todo lo que se deja expuesto, muy abierto a ser criticado, alabado o, simplemente, ignorado.
Y para comenzar por el principio, ahí va la primera imagen: una de las pocas partes del cuerpo que al ver desnudas no nos llaman demasiado la atención... a casi nadie. Esto me lo encontré en Cádiz: