casi invisible



2010/05/30

desde la caja negra, encuentros con fotógrafos

Desde el martes 18 de mayo, la fundación mapfre está organizando unos encuentros con fotógrafos en el auditorio de Recoletos de Madrid. Entre otros, ya han hablado Alberto García-Alix, Pablo Pérez Mínguez, Ouka Leele o Chema Madoz, y aún quedan conferencias como las de Ramón Masats, Rick Dávila o Valentín Vallhonrat. Toda la programación se puede ver aquí.
Yo asistí a la conferencia de García-Alix. En ella presentó parte de lo que está planeando como una nueva exposición, en la que mezcla fotos con textos. La exposición del trabajo me defraudó, no por la calidad de sus fotos, que es muy buena, sino porque éstas no eran inéditas en casi ningún caso. Pareció una manera de sacar un nuevo trabajo con un material ya mostrado, aportando eso sí, unos textos que lo acompañaban. Sin embargo el ambiente se animó con el debate que se abrió después. Al margen de algunas sesudas consideraciones de algunos que se encargaron de hacernos ver a todos los demás lo lejos que estamos del ARTE, lo cierto es que el porpio Alix se encargó de poner las cosas en su sitio: puso en tela de juicio que detrás de un trabajo tenga que haber más que la propia necesidad de expresarse (pulsión creadora, lo llamó) y habló con bastante franqueza (a mi entender) de lo que era su proceso creativo, de porqué trabaja con el medio formato y lo que ello conlleva (un acercamiento más lento al retratado, un estudio más compositivo de la imagen y una total ausencia de espontaneidad, ya que dirige completamente a sus modelos), de porqué escribe o porqué no utiliza el digital. Está claro que Alix lleva ya tanto reconocimiento encima -no digo que inmerecido- que ha perdido el respeto a decir lo que le viene en gana, si es que alguna vez lo tuvo. Y si no que le pregunten al pobre ponente con el que compartía mesa, que después de una pregunta sesuda, pero muy muy muy sesuda, se tuvo que esconder cuando Alix se descojonó (literalmente) y le dijo: tienes muchísima razón. Tras lo cual siguió descojonándose un ratito más junto con todos los demás de la sala, incluido el pobre hombre desde detrás de su portátil. Sí señor, con un par.

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