casi invisible



2010/06/16

historias de verano (3)


El sonido amplificado por el eco de la calle tronó en mi cabeza. Estaba cansado y, echándome hacia atrás miré el cielo azul tachonado de nubes que se desintegraban en hilos brumosos entre los que pude ver, ya con dificultad, unas cruces oscuras que aleteaban en grupos trazando círculos. Cerré los ojos, muy cansado, mientras las sirenas de la ciudad parecía que me rodeaban. Una mano tibia, enguantada, me palpó el cuello y se alzó con autoridad sobre el resto de las voces
- El disparo le ha dado de lleno. No tiene pulso.

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