casi invisible



2010/06/09

rick dávila (o el yo como elemento vertebrador del mundo)

Pero, primero, que se salve el hombre, decía Cortázar.
Ver el mundo y explicarlo desde sí, con la visión del que busca fuera para encontrar los porqués de uno mismo no es un discurso revolucionario, ni siquiera en un elemento de expresión tan "nuevo" como la fotografía. En un grano de arena está todo el desierto, dice el proverbio. Eso nos dice Rick Dávila, con un discurso sorprendente y con una capacidad de expresión oral muy próxima a la elocuencia que demuestra con la cámara. Crítico, inteligente y a la vez lo suficientemente hábil para no subirse a la trascendentalidad, hoy ha dado una charla magistral de lo que para él es entender el mundo a través de la visión personal, salir a mirar fuera para conocerse a sí mismo.
El coloquio, compartido con Christian Caujolle, no sólo ha rotado alrededor de lo que es y representa la fotografía para Dávila, sino acerca de lo que significan las obras personales, como la suya, en el entorno cambiante de la fotografía actual en el que la compatibilidad de los nuevos medios digitales ha alterado las relaciones entre la imagen y el hombre. Quizá, nos han venido a decir, entender las nuevas técnicas como herramientas sea tan sólo otro paso que ayude a configurar obras personales basadas en el lenguaje gráfico y la iconografía cultural que ya acarrea la historia de la fotografía (esa sobre la que carece de in-formación el público en general). Quizá eso esté, en un futuro próximo, asumido por los fotógrafos más allá de la batalla comercial de los megapíxeles y los puntos de enfoque. Quizá.
De la obra mostrada en forma de diaporama y mezclada con poesía del propio Dávila (curioso que coincida con García-Alix en ese nuevo modo de expresión) tan sólo se puede decir que es estupenda. Su carrera de más de 20 años resumida en 15 minutos, sin orden aparente más allá de su propia mirada: él como elemento aglutinador. Me quedé con la pregunta del porqué parece evolucionar, dentro de un lenguaje visual muy reconocible, de los planos medios al primer plano, de los planos oblicuos y los desenfoques a una mayor nitidez y neutralidad de los últimos retratos. Pero qué necesidad hay, si acaso no existe una explicación, si tan solo es posible que sea una impresión externa de alguien que no conoce una obra completa sino unos fragmentos ordenados en forma de exposiciones y libros que se han sucedido cronológicamente pero que, entre medias, en el caos poético de la creación y la contingencia, ha alternado con otro tipo de imágenes, encuadres o formatos. Y qué mas dá. Lo que me importa son la coherencia de su lenguaje particular y su postura ante lo futuro: la búsqueda de lo ignoto, con felicidad, sin angustia. Se hacen fotos como hacemos el amor, Rick Dávila dixit.

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